Un portavoz del ministerio asegura que, de momento, se están estudiando los detalles, así que no puede decir si se publicarán los resultados centro a centro, lo que acaba inevitablemente componiendo clasificaciones de escuelas. Desde luego, el documento que presentó en 2010 el PP para el fracasado pacto educativo hablaba claramente de exámenes a todos los alumnos al final de primaria y secundaria, cuyos "resultados de cada centro, en su conjunto, serán públicos".
Este planteamiento se lleva discutiendo más de dos décadas en todo el mundo y en los distintos países que se ha implementado, como Chile o Inglaterra, cuenta con firmes defensores que aseguran que la elección de centro por parte de los padres, acompañada de información sobre los resultados de las escuelas, y de incentivos según esos resultados, son los ingredientes infalibles para mejorar la educación. Sin embargo, estas ideas también cuentan con infatigables detractores que aseguran que lejos de mejorar los resultados educativos como prometen, tienen efectos perversos que ahondan las brechas educativas entre los sectores acomodados y los desfavorecidos.
En España ya ha habido una prueba de este sistema. En la Comunidad de Madrid, el Gobierno dirigido por Esperanza Aguirre instauró en 2005 un examen externo de evaluación para los centros educativos públicos, privados y concertados que ha evolucionado rodeado de polémica. Es la prueba de Conocimientos y Destrezas Indispensables (CDI). Comenzó por los alumnos de 6º de primaria, se amplió a los estudiantes de 3º de Educación Secundaria Obligatoria y, desde el curso pasado, también a los escolares de 2º de primaria.
La evaluación, en la que no puntúan los alumnos de educación compensatoria, incluye pruebas de lengua castellana, matemáticas y cultura general. La Consejería de Educación de Madrid, que dirige Lucía Figar, flirteó con la idea de incluir los resultados en la nota final de cada alumno en "el centro que libremente quisiera", pero finalmente se ha mantenido como una prueba externa sin valor en el expediente académico que las familias consultan, como un dato más, a la hora de elegir el centro.
Paloma, una madrileña con dos hijas de cinco y siete años, consultó la lista para ver "qué colegios estaban los primeros y cuáles los últimos". "No me fío del todo de la prueba, porque no sé cómo se hace, pero nunca llevaría a las niñas a uno de los que aparezcan al final", admite. Se decidió por un colegio privado "que estaba entre los 100 primeros". Carmen del Arco, con dos hijos de cuatro y 13 años, eligió el centro para el mayor antes de que existieran las pruebas. Es un concertado del distrito de Carabanchel, al sur de Madrid. Revisa periódicamente esas notas. "Si el colegio sacara muy mal resultado, me plantearía llevar a los chicos a otro sitio".
Tras los primeros exámenes de 2005 (que suspendió uno de cada tres alumnos y uno de cada cinco centros) la consejería facilitó la lista completa de las notas medias de los 1.153 colegios. Oposición y sindicatos denunciaron un "uso político" de los resultados, que fueron mejores en los centros concertados y privados que para la educación pública.
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